El despertar fue abrupto. Mucho más de lo que cualquiera pueda pensar. El sueño dejó paso a la realidad y a la voz de la asistenta pidiendo permiso para limpiar la habitación.
Todo era confuso para él. Después de todo lo que pasó aquella noche, ella no estaba...
Todavía a medio vestir, permitió que la joven hiciese la cama mientras se desperezaba lavándose la cara ante el espejo.
- Señor, que debo hacer con el sobre de la mesilla?
Un rápido gesto llevó la mirada hacia el sobre que la empleada del hotel sostenía. Si no fuese por ella, no se habría dado cuenta.
Prácticamente arrebatándoselo de las manos comenzó a leer la carta que contenía. Puede que Harold no conociese a Jaqueline más que de unas horas atrás, pero parecía conocerla de toda la vida. Si de algo estaba seguro es que tendría una buena razón para marcharse.
No cabía duda, era su letra. Y en la carta le pedía perdón por marcharse de aquella manera tan cobarde, pero que no tenía más remedio. Lo de la noche anterior había sido un error por su parte. Tenía que marcharse rápidamente y no podía esperar a la mañana. Sólo le pedía una cosa, que intentara olvidar aquella noche, y que no la buscase.
Un puño crispándose alrededor del papel fue toda respuesta recibida. Ella le estaba pidiendo lo único que no podía cumplir. Él tenía que encontrarla. Puede que pareciera raro, pero había creado un vínculo con aquella mujer y ahora necesitaba estar con ella. No importa donde estuviera, él la seguiría.
viernes, 21 de agosto de 2009
lunes, 17 de agosto de 2009
Noche sin luna (parte I)
Parece increíble como nos obsesionamos por fijar nuestra estancia en el tiempo; ponemos fecha de caducidad a los productos que compramos, celebramos cada año el día en que nacimos... pero lo cierto es que a pesar de lo importante que fue esa noche para mi, no sabría ubicarla muy bien en el tiempo. Debió de suceder en otoño, debido al frío que hacía, aunque no tanto como para ser invierno. Lo que si que recuerdo perfectamente es que fue una noche sin luna.
Era de noche, una noche oscura, en la que los cipreses de la avenida se mecían acurrucados por el ulular del viento; mientras éste jugaba como un niño acarreando periódicos y revistas robados a los transeúntes para dejarlos esparcidos contra las farolas y bancos del parque cercano.
No me extraña que nadie pasase por la calle en aquel momento; pero si el azar quisiera que así sucediera, siendo una persona con la vista lo suficientemente entrenada, en la ventana de un séptimo piso del hotel habría visto la forma femenina de una mujer de cabello oscuro mirando a los insondables ojos de la noche.
Puede que afuera, en la calle hiciese un frío mortal, pero dentro de la habitación, las cosas eran muy distintas. Bastó que el hombre pusiese sus manos en la cintura de la mujer, así como una caricia en la desnudez de su espalda para hacer que regresase a la cama.
Horas mas tarde, ya con una creciente luminosidad en el horizonte, así como con el lejano trinar de los pájaros anunciando la proximidad del amanecer, la misma misteriosa mujer abandonó el hotel; dejando como único testimonio de su presencia una nota en la mesilla, así como el olor de su perfume en la almohada.
Nota: Puede que este relato acabe siendo más largo de lo esperado, así que lo iré escribiendo poco a poco y por partes. Un saludo a todos, vic ;)
Era de noche, una noche oscura, en la que los cipreses de la avenida se mecían acurrucados por el ulular del viento; mientras éste jugaba como un niño acarreando periódicos y revistas robados a los transeúntes para dejarlos esparcidos contra las farolas y bancos del parque cercano.
No me extraña que nadie pasase por la calle en aquel momento; pero si el azar quisiera que así sucediera, siendo una persona con la vista lo suficientemente entrenada, en la ventana de un séptimo piso del hotel habría visto la forma femenina de una mujer de cabello oscuro mirando a los insondables ojos de la noche.
Puede que afuera, en la calle hiciese un frío mortal, pero dentro de la habitación, las cosas eran muy distintas. Bastó que el hombre pusiese sus manos en la cintura de la mujer, así como una caricia en la desnudez de su espalda para hacer que regresase a la cama.
Horas mas tarde, ya con una creciente luminosidad en el horizonte, así como con el lejano trinar de los pájaros anunciando la proximidad del amanecer, la misma misteriosa mujer abandonó el hotel; dejando como único testimonio de su presencia una nota en la mesilla, así como el olor de su perfume en la almohada.
Nota: Puede que este relato acabe siendo más largo de lo esperado, así que lo iré escribiendo poco a poco y por partes. Un saludo a todos, vic ;)
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