viernes, 21 de agosto de 2009

Noche sin luna ( parte II )

El despertar fue abrupto. Mucho más de lo que cualquiera pueda pensar. El sueño dejó paso a la realidad y a la voz de la asistenta pidiendo permiso para limpiar la habitación.

Todo era confuso para él. Después de todo lo que pasó aquella noche, ella no estaba...

Todavía a medio vestir, permitió que la joven hiciese la cama mientras se desperezaba lavándose la cara ante el espejo.

- Señor, que debo hacer con el sobre de la mesilla?

Un rápido gesto llevó la mirada hacia el sobre que la empleada del hotel sostenía. Si no fuese por ella, no se habría dado cuenta.

Prácticamente arrebatándoselo de las manos comenzó a leer la carta que contenía. Puede que Harold no conociese a Jaqueline más que de unas horas atrás, pero parecía conocerla de toda la vida. Si de algo estaba seguro es que tendría una buena razón para marcharse.

No cabía duda, era su letra. Y en la carta le pedía perdón por marcharse de aquella manera tan cobarde, pero que no tenía más remedio. Lo de la noche anterior había sido un error por su parte. Tenía que marcharse rápidamente y no podía esperar a la mañana. Sólo le pedía una cosa, que intentara olvidar aquella noche, y que no la buscase.

Un puño crispándose alrededor del papel fue toda respuesta recibida. Ella le estaba pidiendo lo único que no podía cumplir. Él tenía que encontrarla. Puede que pareciera raro, pero había creado un vínculo con aquella mujer y ahora necesitaba estar con ella. No importa donde estuviera, él la seguiría.

lunes, 17 de agosto de 2009

Noche sin luna (parte I)

Parece increíble como nos obsesionamos por fijar nuestra estancia en el tiempo; ponemos fecha de caducidad a los productos que compramos, celebramos cada año el día en que nacimos... pero lo cierto es que a pesar de lo importante que fue esa noche para mi, no sabría ubicarla muy bien en el tiempo. Debió de suceder en otoño, debido al frío que hacía, aunque no tanto como para ser invierno. Lo que si que recuerdo perfectamente es que fue una noche sin luna.

Era de noche, una noche oscura, en la que los cipreses de la avenida se mecían acurrucados por el ulular del viento; mientras éste jugaba como un niño acarreando periódicos y revistas robados a los transeúntes para dejarlos esparcidos contra las farolas y bancos del parque cercano.

No me extraña que nadie pasase por la calle en aquel momento; pero si el azar quisiera que así sucediera, siendo una persona con la vista lo suficientemente entrenada, en la ventana de un séptimo piso del hotel habría visto la forma femenina de una mujer de cabello oscuro mirando a los insondables ojos de la noche.

Puede que afuera, en la calle hiciese un frío mortal, pero dentro de la habitación, las cosas eran muy distintas. Bastó que el hombre pusiese sus manos en la cintura de la mujer, así como una caricia en la desnudez de su espalda para hacer que regresase a la cama.

Horas mas tarde, ya con una creciente luminosidad en el horizonte, así como con el lejano trinar de los pájaros anunciando la proximidad del amanecer, la misma misteriosa mujer abandonó el hotel; dejando como único testimonio de su presencia una nota en la mesilla, así como el olor de su perfume en la almohada.

Nota: Puede que este relato acabe siendo más largo de lo esperado, así que lo iré escribiendo poco a poco y por partes. Un saludo a todos, vic ;)

jueves, 30 de julio de 2009

Sueño del lago...

Bueno, pues tras la gran actualizacion de alba, creo que ahora me toca a mí, jejeje. Así que lo hago con algo que escribí hace cierto tiempo. No seais muy duros.. xD






Me acompañas toda la noche para abandonar mi cama con el alba.

Olor a cristal.

Los sueños se arremolinan fomando una densa bruma nacarada.

El aroma de tu ausencia me invade repentinamente, llenándolo todo.

Afuera se escuchan sirenas de policía.

Las sombras bailan y se retuercen danzando al compas de su propia música.

En algun lugar de la mesilla brilla una esfera de luz, que se filtra a traves de la ventana.

El peso del silencio abruma mis oidos.

La noche se hace eterna, como el giro de agujas del reloj.

El espejo sólo devuelve la imagen de alguien ebrio, forzado a retener sus sentimientos.

Como si fueses una aparición, surges de mi pensamiento y apareces a mi lado.

Todo desaparece menos tú, que centelleas con destellos plateados.

Parece que estoy en un lago sentado de rodillas.

Puede que sea por mi amor, pero me sostengo a flote.

Veo los peces jugando en el fondo.

En lo alto la luna brilla.

Tu mano se desliza acariciando las ondas.

Yo recojo del lago las lágrimas de aquel día.

Te miro.

Tu me miras.

- Se que esto sólo es un sueño.- te digo - ...Pero quisiera que durase toda la vida.

Bajas la cabeza rehuyendo mi mirada.

-No me importa que esto no sea real, al fin y al cabo, ¿hay algo que lo sea?

No pareces escucharme.

Te levantas indignada, reprochándome algo que no entiendo.

Intenteo alcanzarte, pero no puedo.

Tu mirada se clava en mi alma como dolorosos alfileres, para después besarme en la mejilla.

Inconscientemente llevo la mano a la cara.

Siento la humedad; asi como un chapoteo que me despierta.

En el suelo, un charco de agua; en la cama, un pez que apenas respira.

Devuelvo el pez a su pecera.

Ya es de día y los gatos ya no maúllan tu nombre.

Me visto con lo que primero que encuentro y afronto un nuevo día sin ti...

miércoles, 29 de julio de 2009

Something To Read

Viendo la gran acogida que ha generado la creación de este blog, conste que defender la libertad de expresión implica defender la libertad de entendimiento, así que cada uno es libre de interpretar sus propias ironías, voy a intentar suerte.

El único relato del que me siento orgullosa. Si hubiese (que la hay, pero se me olvidó desde que lo estudié y no tengo ganas de teclear control + T+ -tab - longitud mínima relato corto) longitud mínima en relato corto no la alcanzaría, pero lo escribí mientras (no)estudiaba para selectividad. Cada vez que lo leo me entran ganas de seguirlo y cuando encuentre la forma de disipar mi inherente vagancia, lo intentaré.


Something to read

Casi es la hora. Ni una mueca se dibuja en su rostro al golpearse con la puerta, el dolor no tiene cabida un día como hoy. Viste vaqueros y zapatillas y lleva el pelo intencionadamente descuidado. Se palpa los bolsillos, examinado su reflejo. Todo queda atrás, ignorando las incesantes súplicas ahogadas en un baño de lágrimas. Fuera, los árboles se mueven al compás de un suave Vals, protegiendo de ese último sol de otoño. Pronto una taciturna plaza nace ante sus pies. Siempre puntual, descubriendo su figura; siempre al horizonte, garabateando sus suaves hojas mientras el travieso viento juega a arrebatárselas. Sin prisa, evadiendo cada mirada, cada pensamiento, sus propios sentimientos. Un empalagoso murmullo alcanza sus oídos, sí, como siempre, recordando los versos de una vieja canción. Sólo unos pasos, ya capta su olor. El interminable banco ya agradece el calor de su cuerpo y todavía no ha percibido su presencia. Frío tacto en las manos. Un repentino giro. Una mirada inexpresiva. Ojos sorprendidos. Un agudo y desconsolado grito. Pronto cesa, no puede suplicar, no puede razonar; no le da tiempo a saborear.

¿Cómo imaginar que sería tan sencillo?



Se agradecen críticas.




me[again]